Cuando pilotas un coche a 300 kilómetros por hora y tienes que tomar decisiones en milésimas de segundo, los factores psicológicos son determinantes. “Creo que mucha gente, los hombres en particular, ven la ayuda de la psicología como una debilidad, pero eso es totalmente falso. Tu mente es la herramienta más poderosa de tu cuerpo, estas declaraciones de Gerorge Russel, hoy piloto de la escudería Mercedes-AMG Petronas, sorprendieron en 2021 y son un ejemplo de la importancia de la salud mental en el mundo motor. Es un ambiente de mucha presión, de éxito y fracaso, de lograr números, de correr, de adrenalina y de mucho estrés.
Y para acercar este concepto a la F4 Spanish Championship, tenemos que entender que si hay pilotos profesionales -que necesitan la ayuda de un psicólogo deportivo- mucho más asesoría van a necesitar los pilotos que están en formación, pues muchos de ellos son aún adolescentes. La psicología deportiva para jóvenes es fundamental porque desde edades tempranas se requiere un control mental al momento de enfrentarse a rivales en el deporte. Además, a través de ella se definen los límites de exigencia y presión deportiva en los niños y niñas que, de ser excesivos, podrían perjudicarles.
Esa es la gran pregunta ¿Cómo gestionar toda esta tormenta de emociones? Todos los pilotos son diferentes, unos tienen mayor fuerza mental, otros menor. Pero todos necesitan un guía profesional que los ayude a manejar esos factores. En ese escenario, el psicólogo deportivo cumple un rol fundamental. Ahí, surgen una serie de variables sobre las cuales los profesionales de la psicología pueden intervenir y trabajar con los pilotos.
El primero es la autoconfianza. Un piloto que por los malos resultados o por una derrota, pierde la confianza en sí mismo, en sus talentos o en su coche, no podrá ir al límite de sus posibilidades y eso lo llevará a no lograr sus objetivos o a sufrir una lesión.
El segundo es la confianza en tu equipo. Es vital porque los pilotos no pueden hacer todo. Deben entender que haya un trabajo detrás de su volante que es fundamental también. Cada integrante del equipo tiene un rol para que el día de la carrera esté todo perfecto.
El tercero es la gestión de la incertidumbre; esto es saber que hay imponderables que pueden afectar el rendimiento o las habilidades del piloto y que básicamente no está en tus manos. Un error mecánico, una avería, un evento en la pista o la mala suerte, según los más simplistas. Pero es así, los psicólogos apuntan a mostrar que deben estar preparados para afrontar ello, dar vuelta la página y seguir adelante pensando en nuevos objetivos, como pensar ya en la próxima carrera y no quedarse en descifrar el porqué de ese accidente.
El cuarto es la concentración. Es fundamental enfocarse en lo que le concierne al piloto, que es poner todo su talento en la carrera. Así lograr potenciar sus capacidades de decisión en fracciones de segundos, todo pasa muy rápido y la concentración es clave para elegir bien, por eso el foco se trabaja, la concentración se entrena de diversas maneras que cada psicólogo elegirá de acuerdo al deportista que tenga enfrente.
Otro factor que ayuda a la competitividad es la motivación. ¿Por qué estoy haciendo esto? ¿Cuáles son mis objetivos? El psicólogo tiene un papel directo para que el atleta encuentre las razones del porqué quiere ganar y algo relevante: Por qué quiero ganar determinada competencia. Uno de los factores más complejos es el estrés y saber lidiar con la presión. Muchos caen en el intento, pues es un deporte que va al límite, entonces esto se puede trabajar y en en conjunto con el profesional se buscan y desarrollan medidas para gestionarlo.
El último factor que queremos destacar es la felicidad. Muchas veces, los pilotos no disfrutan y al mínimo fracaso surge la frustración, que está muy cerca de la depresión. Es vital que el atleta sea feliz y disfrute desarrollando este maravilloso deporte. Las satisfacciones son muchas y la alegría de subir al podio o ganar un campeonato son tremendos. Algunos lo viven a su manera y encuentran esa felicidad, otros la pierden por una derrota y otros, caen en un hoyo negro.
El psicólogo debe estar ahí para guiar, brindar asesoramiento, desarrollar sesiones de entrenamiento mental, escuchar experiencias, buscar un perfil idóneo para el deportista. Descifrar el bienestar de la persona detrás del competidor. Diagnosticar y ayudar. Todo esto, lo reconoce Valtteri Bottas, actual piloto de la escudería Kick Sauber, necesitaba un psicólogo que me ayudara a sanar muchos dolores emocionales. Y su evaluación inicial fue que era casi como un robot que solo quería lograr su objetivo y no sentía nada.
Por frases como estas y sabiendo que los pilotos de la F4 están en plena formación, es imprescindible que el psicólogo deportivo sea parte del equipo y les ayude a valorar lo bueno y lo malo. Porque el éxito -al final de la carrera- no es solo ganar, sino también, saber disfrutar de esta pasión.